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Cómo medir el ahorro de energía

Rayzeek

Última actualización: 24 de marzo de 2025

Ahorro de energía: ¿qué significa realmente este término? En pocas palabras, se trata de reducir la cantidad de energía que consumimos y mantener el mismo nivel de producción o servicio. Y probablemente se habrá dado cuenta de que el ahorro energético se ha vuelto cada vez más crucial en los últimos años. ¿Por qué? Bueno, hay un par de razones importantes.

En primer lugar, existe la necesidad urgente de hacer frente al cambio climático reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero. La quema de combustibles fósiles (como el carbón, el petróleo y el gas natural) para producir energía es una de las principales fuentes de estas emisiones. Por tanto, cuando reducimos nuestro consumo de energía, reducimos directamente la cantidad de gases de efecto invernadero liberados a la atmósfera.

El segundo factor importante es el coste cada vez mayor de la energía. Tanto si se trata de un particular como de una empresa, el aumento del coste de la energía puede afectar seriamente a su bolsillo. Para los hogares, significa mayores gastos y menos renta disponible. Para las empresas, se traduce en un aumento de los costes operativos, lo que puede afectar a su rentabilidad y a su capacidad para competir.

Puede que pienses que medir el ahorro energético es tan sencillo como mirar las facturas de la luz y ver una cifra más baja. Pero en realidad es algo más complejo. Medir con precisión el ahorro energético es una disciplina científica y de ingeniería que requiere métodos rigurosos y un análisis minucioso. ¿Por qué no podemos fiarnos de esas facturas más bajas? Porque una factura energética más baja puede deberse a varios factores: cambios en el tiempo, si estás en casa o fuera, o incluso cambios en los niveles de producción de una fábrica. Para comprender realmente el impacto de las medidas de ahorro energético, tenemos que aislar su efecto.

Hay algo en lo que pensar: se calcula que las tecnologías de eficiencia energética rentables y fácilmente disponibles podrían reducir el consumo mundial de energía en 20-30% o más. Es un ahorro potencial enorme. Pero para liberar ese potencial, necesitamos medir con precisión y verificar nuestro ahorro energético. Sin una medición precisa, ¿cómo podemos saber si estas tecnologías funcionan realmente como se pretende? ¿Y cómo podemos justificar nuevas inversiones en eficiencia energética?

¿Cómo se mide el ahorro energético? Este artículo le dará una visión general del proceso, cubriendo todos los aspectos clave. Trataremos temas como la Medición y Verificación (M&V), que es una metodología muy utilizada para cuantificar el ahorro energético, y cómo establecer una línea de base, que sirve como punto de referencia crucial. También exploraremos los distintos métodos de cálculo utilizados para determinar el ahorro, debatiremos algunos de los problemas más comunes que pueden surgir e incluso abordaremos algunas técnicas avanzadas para situaciones más complejas.

¿Qué es la medición del ahorro energético?

Entonces, ¿qué es exactamente es ¿medición del ahorro energético? Es el proceso de averiguar cuánto hemos reducido nuestro consumo de energía gracias a acciones o intervenciones específicas. Es algo más que darse cuenta de que las facturas de la luz son un poco más bajas. Se trata de determinar objetivamente la diferencia en el consumo de energía entre un periodo antes de has hecho un cambio y un punto después de ha realizado ese cambio. Esta determinación objetiva es superimportante porque nos permite ver realmente la eficacia de nuestros esfuerzos de eficiencia energética. Sin ella, no podemos asegurar que los cambios en el consumo de energía se deban realmente a las medidas que hemos tomado. Por ejemplo, cambiar a iluminación LED, actualizar los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado o mejorar el aislamiento del edificio son ejemplos de intervenciones para ahorrar energía. El proceso de medición nos dice cuánto energía que estos cambios ahorran realmente, lo que nos proporciona datos concretos sobre su eficacia. Supongamos que una fábrica utiliza 1.000 kWh (kilovatios-hora) de electricidad al día para producir un determinado número de widgets. A continuación, se implanta un nuevo proceso más eficiente que reduce el consumo de electricidad a 800 kWh al día para el mismo número de widgets. mismo número de widgets. En ese caso, el ahorro de energía es de 200 kWh al día. Por "el mismo número de widgets" entendemos que la producción se mantiene constante. Esto es importante porque los cambios en los niveles de producción podrían afectar al consumo de energía, independientemente de cualquier mejora de la eficiencia.

La idea básica que subyace a la medición del ahorro energético es bastante sencilla: comparamos el consumo de energía antes y después de realizar un cambio. Esto significa que tenemos que establecer una "línea de base", es decir, una instantánea de la cantidad de energía que estábamos utilizando. antes de aplicamos medidas de ahorro energético. A continuación, medimos el consumo de energía después de la intervención. La diferencia entre el valor de referencia y lo que consumimos después del cambio representa el ahorro de energía. Piénselo como si se pesara antes y después de ponerse a dieta para ver cuánto peso ha perdido. El peso inicial es la línea de base, y la diferencia entre el peso inicial y el final es la pérdida de peso.

Ahora, aquí hay un punto crítico: las mediciones precisas son esencial a la hora de evaluar el ahorro energético. ¿Por qué? Porque unas mediciones inexactas pueden llevarnos a sacar conclusiones erróneas sobre la eficacia de nuestras medidas de ahorro energético. Esto puede desvirtuar las decisiones de inversión y hacer que invirtamos dinero en medidas que no son realmente eficaces. La inexactitud de los datos también puede entorpecer la elaboración de políticas y dar lugar a normativas e incentivos que no cumplen su objetivo. En última instancia, puede ralentizar nuestro avance hacia los objetivos de eficiencia energética y hacia un sistema energético más sostenible. La sobreestimación del ahorro puede llevar incluso al "lavado verde", en el que las organizaciones exageran sus resultados medioambientales, lo que daña su credibilidad y erosiona la confianza del público. Por otro lado, subestimar el ahorro puede desincentivar la inversión en eficiencia energética, ya que los beneficios percibidos no parecen compensar los costes.

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Es importante darse cuenta de que la medición del ahorro energético puede aplicarse en muchas situaciones diferentes. Hablamos de aparatos individuales, edificios enteros, procesos industriales e incluso el consumo energético nacional. Aunque los principios básicos de la medición son los mismos independientemente de lo que se mida, la complejidad del proceso puede variar bastante en función de la escala y los sistemas implicados. Por ejemplo, medir el ahorro energético de un solo electrodoméstico es relativamente sencillo. Pero, ¿medir el ahorro de un proceso industrial complejo o el consumo energético de todo un país? Eso requiere métodos y análisis de datos mucho más sofisticados.

Objetivo de la medición del ahorro energético

Una de las principales razones por las que medimos el ahorro energético es para averiguar los beneficios económicos. El beneficio más obvio e inmediato, tanto para particulares como para organizaciones, es la reducción de los costes energéticos. Por ejemplo, un propietario de vivienda que instale paneles solares puede notar un descenso significativo en su factura mensual de electricidad. Del mismo modo, una fábrica que implante maquinaria energéticamente eficiente puede reducir sus gastos de funcionamiento. Pero medir el ahorro energético también es crucial para calcular el retorno de la inversión (ROI) de las inversiones en eficiencia energética. El ROI nos ayuda a justificar los costes iniciales y muestra las ventajas financieras a largo plazo de estas inversiones. Hay varios factores que influyen en el ROI, como el coste de la inversión inicial, la cantidad de ahorro energético, el precio de la energía y la duración del equipo o la intervención. Es importante recordar que, aunque el ahorro de energía (medido en kilovatios-hora o unidades térmicas británicas) puede permanecer invariable, el financiero están directamente relacionados con los precios de la energía. Si los precios de la energía suben, el ahorro de costes derivado de una determinada cantidad de ahorro energético también aumentará. Si los precios bajan, el ahorro será menor. Por eso, lo ideal es que los cálculos del ROI tengan en cuenta la volatilidad potencial de los precios y utilicen los precios previstos de la energía durante la vida útil de la medida de ahorro energético, en lugar de basarse únicamente en los precios actuales. Para obtener una imagen más realista de los posibles beneficios financieros, se puede recurrir al análisis de sensibilidad, que consiste en utilizar una gama de posibles precios futuros de la energía.

Más allá de los beneficios económicos, medir el ahorro de energía también es crucial para comprender el impacto medioambiental de las medidas de eficiencia energética. Cuando reducimos el consumo de energía, a menudo reducimos las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que contribuye a mitigar el cambio climático. Esto es especialmente cierto en el caso de las fuentes de energía que dependen de combustibles fósiles, ya que la quema de estos combustibles libera gases de efecto invernadero a la atmósfera. La eficiencia energética es una estrategia clave para cumplir los objetivos internacionales de reducción de emisiones, como los recogidos en el Acuerdo de París, un acuerdo internacional centrado en la lucha contra el cambio climático. Conservar la energía también reduce nuestra demanda de recursos naturales como el carbón, el petróleo y el gas natural, lo que ayuda a conservar esos recursos. Y, dado que una menor producción de energía puede reducir la contaminación, también puede mejorar la salud ambiental al reducir los contaminantes que las centrales eléctricas suelen liberar en el aire y el agua.

También debe saber que a menudo es necesario medir el ahorro energético para cumplir la normativa. Muchos países y regiones tienen normas de eficiencia energética que exigen medir el ahorro de energía y presentar informes al respecto. Estas normas pueden adoptar diversas formas, como códigos de construcción que establecen niveles mínimos de rendimiento energético para los edificios nuevos, normas de eficiencia de los electrodomésticos que limitan su consumo de energía y objetivos de eficiencia energética industrial que exigen a las industrias reducir su intensidad energética (la cantidad de energía utilizada por unidad de producción). Si no cumple estas normativas, puede enfrentarse a sanciones, multas y daños a su reputación. Por otro lado, los gobiernos y las empresas de servicios públicos suelen ofrecer incentivos, como descuentos y créditos fiscales, para mejorar la eficiencia energética. Para obtener estos incentivos, normalmente tendrá que medir el ahorro de energía para demostrar que realmente lo ha conseguido. Este proceso de verificación garantiza que los fondos públicos se utilicen de forma eficaz y que se consiga el ahorro energético previsto, evitando el fraude y el uso indebido de los incentivos.

Por último, la medición del ahorro energético le proporciona datos objetivos que puede utilizar para tomar decisiones con conocimiento de causa. Estos datos le permiten evaluar la eficacia de las distintas estrategias de ahorro energético, comparar su rendimiento e identificar las intervenciones con mayor impacto. También le ayudan a detectar áreas en las que puede hacer más mejoras, señalando procesos o equipos específicos que consumen más energía de la que deberían. Esto facilita la mejora continua del rendimiento energético, lo que permite a organizaciones y particulares reducir progresivamente su consumo de energía a lo largo del tiempo.

Es interesante ver cómo abordan los distintos países la promoción y regulación de la medición y verificación (M&V) del ahorro energético. Algunos, como la Unión Europea, han implantado auditorías energéticas obligatorias para las grandes empresas y estrictos códigos energéticos para los edificios, creando un sólido marco regulador. Las auditorías energéticas obligatorias son inspecciones sistemáticas del uso energético de un edificio para identificar áreas de mejora. Otros países, como Estados Unidos, tienden a confiar más en programas voluntarios e incentivos fiscales, fomentando la eficiencia energética a través de mecanismos basados en el mercado. Estos mecanismos utilizan incentivos financieros para fomentar la eficiencia energética. Comparando la eficacia de estos distintos enfoques, podemos obtener información valiosa sobre las mejores prácticas para desarrollar políticas energéticas eficaces. Por ejemplo, los países con requisitos más estrictos en materia de seguimiento y evaluación suelen registrar mayores niveles de cumplimiento y un mayor ahorro energético global, lo que sugiere que una normativa estricta puede ser una forma eficaz de impulsar la eficiencia energética.

Medición y verificación (M&V)

Hablemos de medición y verificación. La medición y verificación es un proceso sistemático para calcular de forma fiable cuánta energía se ahorra. No se trata sólo de hacer algunas mediciones aquí y allá. Se trata de seguir un enfoque estructurado para asegurarse de que los ahorros que se comunican son precisos y creíbles. ¿Por qué necesitamos un proceso normalizado? Porque garantiza la coherencia, comparabilidad y transparencia de los informes sobre ahorro energético. Coherencia significa que las mediciones se realizan de la misma manera en los distintos proyectos y periodos de tiempo. La comparabilidad permite hacer comparaciones significativas entre distintos proyectos o intervenciones. Y transparencia significa que los métodos y datos utilizados están claramente documentados y son accesibles para su revisión.

El proceso de M&V se basa en varios principios clave:

  • Precisión: Esto significa minimizar los errores en sus mediciones y cálculos. Para conseguir precisión, hay que utilizar instrumentos calibrados correctamente (instrumentos que se han comprobado y ajustado para garantizar que miden correctamente) y datos validados (datos cuya precisión y fiabilidad se han comprobado) para garantizar que las mediciones se aproximan lo máximo posible a los valores reales.
  • Integridad: Hay que tener en cuenta todos los flujos energéticos y factores que influyen en el consumo de energía. Por ejemplo, si está midiendo el ahorro de un nuevo sistema de iluminación, tiene que tener en cuenta todos las luces afectadas, no sólo una muestra. Si dejas algunas luces fuera del cálculo, acabarás con una evaluación incompleta e inexacta.
  • Conservadurismo: Es importante evitar sobrestimar tus ahorros. Es mejor subestimarlos ligeramente que inflarlos, porque eso garantiza una evaluación realista y creíble.
  • Coherencia: Utilice los mismos métodos y procedimientos a lo largo del tiempo. Esto garantiza que las comparaciones entre distintos periodos (por ejemplo, antes y después de una intervención) sean válidas y no se vean influidas por cambios en las técnicas de medición.
  • Transparencia: Documente claramente los métodos, hipótesis y datos que utiliza. Esto permite que otros entiendan y verifiquen tus resultados, lo que fomenta la responsabilidad y la confianza.
  • Relevancia: Mida el ahorro energético directamente atribuible a la intervención. Así evitará reclamar ahorros debidos a otros factores, como cambios meteorológicos o el número de personas que ocupan el edificio.

Vamos a sumergirnos en el Protocolo Internacional de Medición y Verificación del Rendimiento, o IPMVP. Se trata de la norma más reconocida en materia de medición y verificación, que proporciona un marco y unas directrices para desarrollar y aplicar planes de medición y verificación. Considérelo una hoja de ruta para garantizar un enfoque coherente y riguroso de la medición del ahorro energético. El IPMVP ofrece diferentes "opciones" para la M&V, dándole flexibilidad en función de su proyecto específico y del nivel de precisión que necesite.

Opciones de M&V (dentro del IPMVP)

Bien, echemos un vistazo a las diferentes opciones de M&V disponibles en el marco del IPMVP:

  • Opción A: Aislamiento a posteriori - Medición de parámetros clave. Esta opción se centra en la medición de los parámetros clave de rendimiento de la medida de conservación de energía, o ECM. Una ECM es básicamente cualquier medida que se tome para ahorrar energía. Por ejemplo, si se instala una enfriadora más eficiente en un sistema de agua fría (un sistema que enfría el agua para el aire acondicionado), se mide el caudal y la diferencia de temperatura del agua antes y después de la instalación. Estos son los clave parámetros que determinan el rendimiento del enfriador. La opción A es una buena elección cuando el rendimiento del MCA puede determinarse de forma fiable mediante unos pocos parámetros clave que son relativamente fáciles de medir. Se utiliza a menudo para modernizaciones más sencillas, donde una "modernización" es una mejora o modificación de un sistema existente, y donde el impacto del MCA está bien definido.
  • Opción B: Aislamiento de la modernización: medición de todos los parámetros. Esta opción adopta un enfoque más completo, midiendo todos los parámetros relevantes que afectan al uso de energía del sistema afectado por el MCA. Por ejemplo, si está instalando un variador de frecuencia, o VFD, en un motor (un VFD es un dispositivo que controla la velocidad de un motor), mediría el consumo de energía, las horas de funcionamiento y la carga del motor antes y después de la instalación. Todos estos parámetros influyen en la cantidad de energía que utiliza el motor. La opción B es adecuada cuando necesita una imagen más completa del impacto del MCA, lo que requiere que mida todos los parámetros relevantes. Esto se utiliza a menudo para modernizaciones más complejas o cuando existen posibles interacciones entre el MCA y otros sistemas.
  • Opción C: Instalación completa. Esta opción utiliza los datos del contador de servicios públicos (los datos de sus contadores de electricidad, gas u otros contadores de energía) para comparar el consumo de energía antes y después de implementar varios MCA. Por ejemplo, podría analizar sus facturas mensuales de electricidad de un edificio antes y después de implementar una serie de mejoras en la eficiencia energética, como mejoras en la iluminación, el HVAC (calefacción, ventilación y aire acondicionado) y el aislamiento. La opción C es una buena opción cuando es difícil o poco práctico aislar el impacto de los MCA individuales. Este suele ser el caso cuando ha implementado varios MCA al mismo tiempo, o cuando los MCA afectan el consumo de energía de toda la instalación de una manera compleja.
  • Opción D: Simulación calibrada. Esta opción utiliza modelos de simulación por ordenador para predecir el consumo de energía antes y después de implementar los MCA. Por ejemplo, podría utilizar un software de modelado energético de edificios para simular el rendimiento energético de un edificio con y sin las mejoras de eficiencia energética propuestas. El software tiene en cuenta factores como el diseño del edificio, cuántas personas lo ocupan, el clima y el rendimiento de sus equipos. La opción D es adecuada cuando es difícil o imposible tomar medidas reales, como cuando se predicen los ahorros de energía del diseño de un nuevo edificio antes incluso de que se construya, o cuando el MCA implica interacciones complejas que se modelan mejor mediante la simulación. Esta opción se basa en la creación de un calibrado modelo informático del edificio o sistema. "Calibración" significa ajustar los parámetros del modelo hasta que refleje con precisión el consumo de energía real del edificio o sistema existente, utilizando datos históricos. Una vez que el modelo está calibrado, puede utilizarlo para simular el impacto del MCA.

Entonces, ¿cómo elegir la opción de M&V correcta? Bueno, depende de varios factores, incluyendo la complejidad de su proyecto, su presupuesto, el nivel de precisión que necesita y los datos que están disponibles. Los proyectos más complejos a menudo requieren opciones más sofisticadas, como la Opción B o D, mientras que los proyectos más simples pueden salirse con la suya usando la Opción A. Su presupuesto también juega un papel, ya que algunas opciones son más caras de implementar que otras. Y, por supuesto, el nivel de precisión que necesita influirá en su elección, y una mayor precisión generalmente requiere mediciones más detalladas.

Ahora, hablemos del Plan de M&V. Este es un documento crucial en el proceso de medición del ahorro de energía. Es un documento que describe los procedimientos, métodos y técnicas de análisis de datos específicos que utilizará para medir y verificar el ahorro de energía para un proyecto en particular. Piense en ello como una hoja de ruta para todo el proceso de M&V, asegurando que todo se haga de manera consistente y transparente.

¿Cuáles son los componentes clave de un plan de M&V? Aquí están algunas de las cosas más importantes para incluir:

  • Descripción y objetivos del proyecto: Una declaración clara de lo que está tratando de lograr con el proyecto y el ahorro de energía específico que espera ver.
  • Identificación de las medidas de ahorro de energía: Una descripción detallada de las acciones o intervenciones específicas que ha implementado para reducir el consumo de energía.
  • Período de referencia y datos: Una definición del período antes de implementó las medidas de ahorro de energía que utilizará como línea de base, y una especificación de los datos que recopilará para establecer esa línea de base. Esto incluye los tipos de datos que recopilará (por ejemplo, consumo de energía, horas de funcionamiento) y las fuentes de esos datos (por ejemplo, facturas de servicios públicos, submedidores). Los submedidores son medidores instalados para medir el consumo de energía de equipos o áreas específicas dentro de una instalación, lo que le brinda datos más granulares de los que obtendría de sus facturas de servicios públicos solamente.
  • Período posterior a la implementación y procedimientos de recopilación de datos: Una definición del período después de implementó las medidas de ahorro de energía, y una especificación de los procedimientos de recopilación de datos que utilizará para medir el consumo de energía durante ese período. Estos procedimientos deben ser consistentes con los que utilizó para el período de referencia.
  • Metodología de cálculo: Una especificación de las ecuaciones y métodos que utilizará para calcular el ahorro de energía, en función de los datos de referencia y posteriores a la implementación.
  • Análisis de incertidumbre: Una evaluación de los posibles errores e incertidumbres en sus mediciones y cálculos, y una cuantificación de la incertidumbre general en el ahorro de energía informado.
  • Procedimientos de presentación de informes: Una descripción de cómo informará sobre su ahorro de energía, incluyendo el formato y la frecuencia de sus informes.

Fundamentos de la medición

Consumo de energía de referencia

Hablemos del consumo de energía de referencia. Este es el consumo de energía antes de implemente cualquier medida de ahorro de energía. Sirve como punto de referencia con el que comparará su consumo de energía posterior a la implementación. En otras palabras, es lo que usará para calcular cuánta energía ha ahorrado. Esta línea de base se utiliza en el cálculo fundamental del ahorro de energía, que es simplemente la diferencia entre su uso de energía de referencia y su uso de energía posterior a la implementación. Sin una línea de base confiable, es imposible determinar con precisión cuánta energía ha ahorrado. Cualquier reducción aparente en el consumo de energía podría deberse a factores que no tienen nada que ver con sus medidas de ahorro de energía.

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Establecimiento de una línea de base

Entonces, ¿cómo se establece una línea de base confiable? Bueno, implica varios pasos clave, incluida la recopilación de datos, la posible realización de auditorías energéticas y la realización de ajustes en la línea de base para tener en cuenta las condiciones cambiantes.

El primer paso es la recopilación de datos. Esto implica recopilar datos históricos de consumo de energía para la instalación, el sistema o el equipo que le interesa. Estos datos históricos proporcionan un registro de sus patrones de uso de energía antes de realizó algún cambio, lo que le permite compararlo con sus datos posteriores a la implementación.

¿Dónde puede obtener los datos que necesita para establecer una línea de base? Aquí hay algunas fuentes comunes:

  • Facturas de servicios públicos: Sus facturas mensuales o bimestrales de sus proveedores de electricidad, gas u otros proveedores de energía. Estas facturas proporcionan un registro de su consumo total de energía.
  • Submedidores: Como mencionamos anteriormente, los submedidores son medidores instalados para medir el consumo de energía de equipos o áreas específicas dentro de una instalación. Proporcionan datos más granulares que sus facturas de servicios públicos.
  • Sistemas de gestión de edificios (BMS): Estos son sistemas basados en computadora que monitorean y controlan los sistemas del edificio, a menudo incluyendo datos de consumo de energía para varios equipos y sistemas.
  • Auditorías energéticas: Datos recopilados durante las auditorías energéticas profesionales, que pueden incluir mediciones detalladas de los patrones de uso de energía.
  • Lecturas manuales de los medidores: Lecturas que toma directamente de los medidores, particularmente para equipos que no están conectados a un BMS o submedidos.

¿Qué tipos de datos necesita para establecer una línea de base integral? Estos son algunos de los más importantes:

  • Consumo de energía (kWh, BTU, etc.): La cantidad real de energía que consumió durante un período específico, como por hora, diario o mensual.
  • Horas de funcionamiento: El número de horas que su equipo o sistema estuvo en funcionamiento durante el período de medición.
  • Niveles de producción: Para las instalaciones industriales, la cantidad de bienes producidos durante el período de medición. Esto es importante para normalizar el consumo de energía con la producción. Normalizar el consumo de energía significa ajustarlo para tener en cuenta los cambios en los niveles de producción, de modo que pueda comparar el uso de energía en diferentes períodos, incluso si su producción ha cambiado.
  • Datos de ocupación: Para los edificios, el número de ocupantes o la tasa de ocupación durante el período de medición. Los niveles de ocupación pueden afectar significativamente el consumo de energía.
  • Datos meteorológicos: Datos de temperatura exterior, humedad y radiación solar, ya que estos factores pueden influir en las cargas de calefacción y refrigeración.

Para obtener una buena idea de cómo varía su consumo de energía a lo largo del año, generalmente se recomienda que recopile datos durante al menos un año. Un año completo de datos tiene en cuenta los cambios en las necesidades de calefacción y refrigeración durante las diferentes estaciones, lo que le brinda una línea de base más representativa. En algunos casos, es posible que desee recopilar datos durante incluso más tiempo, digamos, dos o tres años, para tener en cuenta las variaciones interanuales en el clima u otros factores.

Si es propietario de una vivienda, puede utilizar un enfoque simplificado para establecer una línea de base, aunque no será tan preciso como los métodos utilizados por los profesionales. Esto implica recopilar entre 12 y 24 meses de facturas de servicios públicos (tanto de electricidad como de gas, si corresponde). Luego, registre el uso de energía (kWh para electricidad, termias o BTU para gas) para cada mes. Además, asegúrese de anotar cualquier cambio significativo en la ocupación, como miembros de la familia que se mudan o se van, o compras importantes de electrodomésticos, como un refrigerador o un aire acondicionado nuevos, durante ese tiempo. Si bien este enfoque no es tan preciso como los métodos profesionales, puede brindarle una línea de base aproximada pero útil para comparar su consumo de energía y comprender sus patrones personales de uso de energía.

Otra herramienta importante para establecer una línea de base son las auditorías energéticas. Las auditorías energéticas son evaluaciones profesionales de los patrones de uso de energía dentro de una instalación o edificio. Le ayudan a identificar posibles oportunidades de ahorro de energía y pueden proporcionar datos valiosos para establecer una línea de base. De hecho, las auditorías pueden ayudarle a identificar los factores que influyen en su consumo de energía, como equipos ineficientes, aislamiento deficiente o prácticas operativas. Al brindarle una comprensión detallada de su uso de energía, las auditorías pueden informar el desarrollo de su línea de base.

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Las auditorías energéticas suelen tener diferentes niveles, según la profundidad del análisis:

  • Auditorías de recorrido (Nivel 1): Esta es una evaluación preliminar que implica una inspección visual de la instalación y una revisión de las facturas de servicios públicos. Le brinda una comprensión básica de su uso de energía y le ayuda a identificar áreas potenciales de mejora.
  • Auditorías detalladas (Nivel 2): Esta es una evaluación más completa que incluye la recopilación detallada de datos, el análisis de los patrones de consumo de energía y la identificación de medidas específicas de ahorro de energía, junto con estimaciones de costos y períodos de recuperación.
  • Auditorías de grado de inversión (Nivel 3): Este es el tipo de auditoría más riguroso, que proporciona un análisis de ingeniería detallado y modelos financieros para respaldar las decisiones de inversión en importantes proyectos de eficiencia energética.

Finalmente, es posible que deba realizar ajustes en su línea de base para tener en cuenta los factores que cambiaron entre el período de línea de base y el período posterior a la implementación. Estos ajustes garantizan que esté haciendo una comparación justa y precisa entre su línea de base y el consumo de energía posterior a la implementación, lo que le permite aislar el impacto de sus medidas de ahorro de energía.

¿Qué tipo de factores podrían requerir que ajuste su línea de base? Aquí hay algunos ejemplos:

  • Cambios en la ocupación: Si el número de personas que usan un edificio aumenta o disminuye, puede afectar significativamente el consumo de energía.
  • Cambios en los niveles de producción: En las instalaciones industriales, los cambios en la cantidad de bienes producidos pueden afectar el uso de energía.
  • Cambios en las condiciones climáticas: Si el clima es inusualmente cálido o frío durante el período posterior a la implementación en comparación con el período de referencia, puede afectar las cargas de calefacción y refrigeración.
  • Cambios en el horario de atención: Si un edificio o una pieza de equipo funciona durante horas significativamente diferentes después de que se implementa la medida de eficiencia energética.

Realizar estos ajustes es crucial para garantizar una comparación justa y precisa entre su línea de base y el consumo de energía posterior a la implementación. Sin ellos, los cambios en los factores externos podrían confundirse con ahorros de energía (o falta de ellos) debido a sus medidas de eficiencia energética. Recuerde, el objetivo es aislar el impacto de las medidas de ahorro de energía en sí mismas, y los ajustes le ayudan a hacerlo al tener en cuenta otros factores que podrían estar influyendo en su consumo de energía.

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